



Este proceso se acabó en 1964 cuando llego a España el tratamiento UHT, que combinado con un sistema de llenado libre de bacterias y un envase estéril, permitió que el producto mantuviera sus propiedades intactas durante meses sin necesidad de frío ni conservantes.
Entonces se prohibió la venta en las vaquerías en Madrid.
Las vaquerías fueron cerrando una tras otra; la Vaquería del Señor Ramón y su Mujer la Señora Nieves y la de la Señora Agustina en la Calles Almazán que entonces se llamaba Calle del Esparragal.

Recuerdo al Señor Ramón que nada más acabar de ordeñar las vacas echaba agua a la leche, decía que no se podía beber si no se rebajaba.
Esto se lo dije un día a un vaquero de Asturias y me dijo que era falso y me dio a beber leche directamente de la vaca.