UN VIAJE EN EL TIEMPO

Antes de contaros mis primeros pasos por los caminos inexplorados de El Batán es bueno que sepáis que no hay nada escrito, específicamente, sobre este lugar, es decir, no puedo recurrir a los que otros escribieron, aunque solo sea para corregirlo, como normalmente hacen algunos historiadores.

Con esto lo que quiero deciros es que soy el primero en escribir algo sobre El Batán y por ese motivo, tengo que partir de los orígenes, o sea de la documentación histórica que existe en los archivos.

Buena parte de esa información esta sacada del Archivo General de Palacio; del Archivo de Villa, del Archivo Histórico de la Comunidad de Madrid, Archivo de Simancas y otros documentos de la Biblioteca Nacional, Biblioteca del Palacio Real o la Hemeroteca Municipal.

Os contaré cómo es un día en el Archivo General de Palacio.

Viajar en el tiempo

En la Plaza de Armas parece que uno pudiera encontrarse con Felipe II o Fernando VI

Todos sabemos como se va al Palacio Real, incluso te inspira una cierta familiaridad cuando te acercas, las personas que vivimos en este lado del Río Manzanares vemos el palacio como un elemento más dentro del paisaje que se eleva en la cornisa del Manzanares.

Hubo un tiempo en que se necesitaba una referencia o aval para entrar en el Archivo de Palacio, ahora cualquiera que lo solicite en la puerta y sea autorizado puede entrar.

Con mi amigo Luis de Vicente
En una de las visitas

Ya me han autorizado a cruzar el primer control, ya llevo en mi pecho cosido con un imperdible el pase, con mi fotografía incluida. Y me sucede, que después de pasar los primeros controles, al pasear por la Plaza de Armas del Palacio Real me siento parte de la historia.

Después viene otro control, donde te dan instrucciones y prohibiciones, aunque con el tiempo, al reconocerme el vigilante simplemente me saluda.

En una taquilla he depositado todos aquellos objetos que se consideran un riesgo, y ahora, ya parece que puedo atravesar la puerta. Pasarla te hace retroceder y a la vez temblar de emoción. Es como viajar en el tiempo, a este retroceso me refiero.

A la derecha, allí, junto a la escalera antes de entrar en la sala de documentación, veo uno de los planos, más bellos que se han hecho de Madrid y la Casa de Campo unidos. Ahora ya no está.

Sigo y a mano derecha entro en una vetusta sala.

Todo comienza con aquellos interminables listados de materias, con los impresos de solicitud etc.

Pido aquello que necesito y espero.

Sentado ante aquella mesa espaciosa y vacía me distraigo observando, aunque de lejos, los documentos de los demás. Y en un momento nos miramos dos buscadores y simulamos conocernos con una leve sonrisa.

Hoy sólo pido mapas y referencias, solicito documentos que me clarifiquen datos que llevo anotados en mi cuaderno.

Como os dije estoy en el Palacio Real, un empleado municipal, semejante a un sirviente de la Corte Real, me trae entre papeles de seda protegido un mapa, lo deja con mucho mimo sobre una mesa plana de madera y se va.

Tiemblo al pensar que ante mí se encuentra un documento manuscrito y original. Único e irrepetible. Ahora, que la informática ha duplicado y facilitado el acceso a todos los archivos; El Archivo General de Palacio, de momento, conserva ese protocolo clásico y casi romántico de buscar, casi toda, la información sobre los originales. Ahora te intimidan dos cosas; el lugar y los documentos.

Paciencia, serenidad y silencio

A veces, créelo, todo es casual, tropiezas casi sin querer con alguna noticia que despeja una incógnita que ni siquiera te habías planteado.

El Batán es la palabra y la Casa de Campo es la otra palabra, los datos se multiplican y agrandan, me falta papel para apuntar y habilidad para dibujar, aquí en el Archivo General de Palacio sólo se permite el lápiz y el papel y… paciencia, serenidad y silencio. Mezcla que se conjuga en un disfrute idílico, irreal, aunque estemos en un sitio Real.

No es difícil encontrar información, al principio, en esos listados inmensos sobre lo que buscas, lo difícil es saber elegir tu solicitud. Por suerte El Batán es una referencia importante y mostrada en documentos y mapas de otros tiempos. Si esta zona no hubiera tenido su proximidad con la Casa de Campo, no sabríamos su origen con la misma certeza, o este sería reciente y vulgar como esos nombres que ponen las inmobiliarias modernas. 


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